lunes, 11 de diciembre de 2006

 

listening: Leyendas y Raíces[En Un Segundo Después]

"Llegué a mi casa, triste, sucio y cansado. Hubiera debido comer algo, pero no me sentía con fuerzas siquiera para alimentarme. Tomé un baño y me fui a dormir. Pero el sueño no deseaba sino atormentarme. Como si hubiera penetrado en una casa repleta de estancias, me vi arrastrado hacia imágenes de mi infancia cuando la vida en Sefarad era placida, y luego al momento en que conocí a Susana y, por ultimo, al día en que nos vimos obligados a confesar que no existía otro dios que Allah y que Muhammad era su profeta.

Me desperté, entonces angustiado y cubierto de sudor, pero esta vez, a diferencia de otras, pude volver a conciliar el sueño. Esta vez me vi trasladado en mis delirios oníricos a los días en que llegamos mi padre, mi hermano y yo a Marruecos y a la marcha posterior a Erets Israel. Y volví a ver a aquel personaje extraño que en la tierra que Adonai había dado a Israel había turbado hasta el fondo de nuestros corazones, a Haim ben David. Sin embargo, en mi sueño no me atormentaba explicándome que la Torah y los neviim enseñan que Yeshua ha-Nostri era el mesías. No, por el contrario, me sonreía y desplegaba ante mi una meguil·lah cuyo contenido era exacto no me era dado a leer. Me esforzaba en hacerlo, naturalmente, porque algo en mi interior me decía que en aquellas líneas había un mensaje que me resultaba indispensable conocer. Pero ¿cuál era? No podía saberlo porque cada vez que me acercaba e intentaba posar mis ojos las letras se volvían borrosas desvaneciéndose ante mi mirada como si hubieran sido escritas con arena y sobre ellas hubiera soplado un viento impetuoso.

Susana, Susana."

Comentarios: Publicar un comentario



<< chevero