jueves, 7 de diciembre de 2006

 

listening: Linkin Park[Somewhere I Belong]

"-Shalom -dijeron Abul Maali y su compañero casi al unísono.

-Shalom lehitraot -respondí

Cruzaron la calle y vi como se reunían con dos hombres y dos mujeres. Los varones eran siervos, sin duda. Pero ellas... podrían ser perfectamente sus esposas por la edad que se deducía mirándolas, aunque bueno se me hacía difícil creer que hubieran traído a sus mujeres. ¿bueno que más daba?

Los seguí con la mirada mientras se alejaban calle arriba. De repente, se desato un viento impetuoso, inesperado, bronco. Las mujeres sujetaron los velos para mantenerlos sobre el rostro, pero en apenas un instante me pareció que les faltaban manos para lograr que el resto de sus atavíos permanecieran en su sitio. Y entonces sucedió. Un golpe de aire desprendió el pedazo de tela de la más joven elevándolo como si se tratara de un pájaro ansioso de remontar el vuelo.

La muchacha echo a correr detrás de la prenda y eran tanto su azoramiento que, sin dejar lugar a ninguna otra consideración, también yo intenté atrapar aquel velo. Lo conseguí cuando, por un instante, ceso el viento y la pieza de tela se desplomo sobre el suelo de la misma manera que lo habría echo una paloma sobre la que se hubiera abatido un halcón.

Al levantar la vista, ya con el velo en la mano, la vi. Su cabello, largo, castaño y ondulado, se había soltado y le caía en cascada sobre los hombros. Sin embargo, a pesar de su hermosura, no era lo que mas llamaba la atención de su rostro. Su mentón acariciado por un leve hoyuelo, sus pómulos redondeados y suaves, su boca alargada pero no grande constituían otras tantas muestras de gracia delicada que me dejaron clavado en el lugar donde me encontraba sin permitir que me moviera.

Al percatarse de que la miraba, bajo los ojos pudorosamente y dijo:
-Sayidi, ¿puedes devolverme el velo?

Fueron aquellas palabras las que me devolvieron al lugar que me encontraba. Tosí molesto y le tendí la prenda, que tomo para atársela rápidamente y cubrirse el rostro. La vi alejarse en dirección a Abul Maali y al resto del grupo y mientras lo hacia, desee que volviera la mirada para poder contemplar una vez mas aquellos ojos que por un solo instante, había visto. Lo ansié con toda la fuerza de mi corazón. Casi hasta que el anhelo me hizo daño en el pecho. Pero, ella, sin mirar atrás un solo instante, prosiguió su camino hasta perderse en el horizonte."

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